Se acerca temeroso al mostrador, habla con acento y muy bajo (no, no en ese tono de voz que te imaginas de usuario de biblioteca, sino en el susurro de quien viene a pedir). Ni le oigo ni le entiendo; le pido disculpas y pregunto qué desea. Saca un papel del bolsillo; es una plantilla de curriculum, en blanco.
Las manos que acercan el papel me sorprenden por su tamaño (sin duda están más habituadas a la calle que al teclado) y por su temblor (sí, está nervioso). Le acompaño al ordenador y abro el procesador de textos. Se sitúa frente a la pantalla y pasa los minutos sin hacer nada; no hace falta ser un lince para deducir que la situación le es incómoda: probablemente no está habituado a usar el ordenador y tampoco controla la jerga laboral necesaria para pergeñar un cv, ni en su idioma ni en el nuestro.
Son las 10,30, la biblioteca está tranquila y evalúo la situación mientras reflexiono sobre lo que debemos y podemos hacer por nuestros usuarios. La vergüenza torera vence a la mezquindad y me pongo a redactar su CV. Quince líneas para desgranar una vida y depositar esperanzas.
Descubro que Bolota es más joven que yo (quién lo diría) y que lleva años sin trabajo. No puedo evitar sentirme incómodo al escribir. Incómodo porque la administración a la que pertenezco cumple («rellena esto y vuelve; en la biblioteca tienes ordenadores») pero no ayuda; incómodo porque la biblioteca cumple («ahí está el ordenador») pero no (puede o quiere, decide tú que te aplicas) ayuda; incómodo porque no puedo evitar comparar mi privilegiada situación con la suya.
Gracias, Fernando. Echaba de menos tus entradas de Iwetel, pero con esta tengo suplida la carencia.
Un abrazo fraterno
Hola Rafa:
Muchas gracias.
Eskerrik asko, Fernando, cada vez son más frecuentes estas situaciones y siempre la misma duda: ¿cómo actuar? ¿limitarme a lo que se supone que es mi obligación o dar un poco más, o algo más de «un poco»? ¿si le ayudo esta vez se acostumbrará y lo tendré todos los días aquí?… últimamente cada vez me asaltan más estas dudas y no sé a quién planteárselas… gracias por ofrecernos tu visión
Lamentablemente es una situación demasiado vivida en los últimos tiempos. Y sorprende por todo, a veces damos por sentado que un perfi de usuario «sabe» utilizar un ordenador. Yo también me siento privilegiada, cada día, por todo, y no debería ser así, y eso también me hace sentir rabia…