
No esperes...
El otro día asistí a unas jornadas sobre el futuro de la profesión. Nos reunimos en un edificio emblemático personas que nos dedicamos a esto de los archivos, la documentación, las bibliotecas.
Tras la charla introductoria de Carol Brey-Casiano se abrió el debate con los profesionales; en la mesa estaban representadas las diferentes visiones de lo que nos espera: la del centro especializado, la de los nuevos centros nacidos (o por nacer) en el XXI con vocación de tercer entorno y la de la biblioteca pública.
Mientras hablaban del impacto de la tecnología en los espacios bibliotecarios (entre ellos la vaticinada, a mi juicio erróneamente, pérdida de usuarios presenciales), de los recortes presupuestarios, de la agobiante (?) sensación de necesidad de reciclaje continuo para no llegar a ningún sitio, de la falta de reconocimiento social y laboral… recordaba, ayudado por la penumbra de la sala, lo que había sido mi “futuro” desde la anterior jornada sobre el mismo tema realizada en la misma ciudad hace 4 años.
Y, curiosamente, me sorprendí optimista y contento ante lo que vislumbro.
Y creo que estoy optimista porque trabajo en una biblioteca pequeña, con pocos recursos, en los que la crisis económica es un más de lo mismo; una biblioteca que asumiendo que los presupuestos son los que son, que los jefes son los que son y que hay circunstancias contra las que no se puede hacer gran cosa decidió aventurarse y tomar decisiones para ofrecer un servicio bibliotecario diferente; una biblioteca que sabía que su futuro no podía ser peor que su presente. Comprendí que mis jefes le exigen a la biblioteca casi tanto como le dan (poco o nada) y que podía centrar mis esfuerzos en hacer algo que me gustase descartando actividades/servicios que aún siendo importantes iba a realizar sin convicción; que se puede compensar la falta de un lugar amplio y confortable con una sonrisa y una conversación fluida; que las paredes de mi web llevan los colores y el mobiliario que me agradan; que no estaba solo, que hay muchos colegas repartidos por el mundo mundial dispuestos a darme consejo, ayuda y ánimos.
No me preocupa el futuro; necesito mejorar el presente. Y dado que la profesión está sumida en la incertidumbre y que hasta ahora las soluciones pasan por unos recursos que sabemos positívamente no vamos a tener hay que tomar decisiones que podamos acometer. Y sí, estoy pensando en la tecnología…pero estoy hablando de actitud.
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Buenísimo el post y la frase: «No me preocupa el futuro; necesito mejorar el presente»… es una realidad grandísima… muchas veces nos preocupamos demasiado del futuro de las bibliotecas y qué pasará sin prestar la atención necesaria a lo que realmente interesa en el momento: el presente.
Bienaventurados aquellos que no pierden los ánimos, pues de ellos es… el futuro 🙂
Futuro/Presente…la realidad de la Biblioteca de Muskiz es cercana a muchas bibliotecas de cualquier parte del mundo, con más o menos metros cuadrados, con más o menos presupuesto… mejorar el «Presente» de la Biblioteca solo es cuestión de actitud 😉
Muy buen post!