Tiempos difíciles. El ciclo económico está agotado y necesita corrección drástica. Vivo en una zona en la que la anterior corrección nos dejó sin industria pesada, unas tasas de paro record y una depresión anímica aguda. Y también, paradojas, reducción de la contaminación, gran cantidad de suelo ex-industrial, museos y, sobre todo, una necesidad imperiosa de repensar nuestras actividades económicas. No hay crisis sin catarsis.
El panorama presupuestario de nuestras bibliotecas no va a ser muy boyante: nada de ampliaciones de personal, congelación de compras y fuera extras de todo tipo. Y el ciclo puede durar…Decir que no me preocupa sería tanto como mentir, pero trabajando en una biblioteca pequeña este paisaje es cotidiano.
Esta crisis, a diferencia de las del XX, nos pilla a las bibliotecas en un escenario diferente. Sí, nuestra capacidad de compra se va a reducir (incidirá sobre todo en la cantidad de papel a gestionar) pero vivimos en un mundo rico en información y creo que podemos aprovechar esta «corrección» para repensar …
Repensar el ecosistema bibliotecario: la salud de mi biblioteca depende de la salud de la biblioteca de al lado; mi fondo es su fondo, su fondo es mi fondo…; es un buen momento para potenciar el préstamo interbibliotecario, analizando lo que tiene el vecino antes de realizar una compra…
Repensar el concepto de fondo y dar el salto desde la «colección almacenada» hacia la «información gestionada» (entendiendo gestión como aquello que puedo crear, describir, difundir…). La «no compra» no tiene porqué identificarse con una menor cantidad de información.
Repensar los «tempos» laborales: podemos empezar a liberar esfuerzos de la gestión del «fondo presencial» e implementarlos en la gestión del «fondo informacional». Vamos a trabajar las mismas personas el mismo número de horas pero el resultado puede ser diferente.
Repensar nuestros conceptos de usuarios, servicios…
Y cuando escampe el temporal, que escampará, habremos transitado del binomio analógico «tanto tienes tanto eres» al digital «tanto gestionamos tanto somos» y estaremos en disposición de enfrentarnos al verdadero reto informacional: la crisis de la atención propia de un mundo rico en información.