Breve crónica de la segunda bibliocata

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[Biblioblog] Después del uno viene el dos, tal y como nos enseñaron en nuestra niñez, así que después de la primera bibliocata tenía que venir una segunda, y posiblemente vendrá una tercera. Detrás de esta simple cuestión numérica no había otra intención que la de repetir la buena experiencia de la visita a Elciego. Siguiendo el hilo conductor que marcan los productos de nuestra tierra llegamos a Peñafiel, atraídos por sus bodegas y su biblioteca, una de las más activas que conocemos y buen ejemplo de que querer es poder. La biblioteca de Peñafiel no cuenta con grandes presupuestos, pero sí con las ganas de que los peñafielenses la disfruten y con un equipo entusiasta compuesto por Pilar, Judit y Marisa y que por sus hazañas se podrían comparar a cualquier equipo de héroes de cómic. Sus superpoderes no son otros que el trabajo diario, una gran imaginación y el deseo de ofrecer los mismos servicios a los ciudadanos de Peñafiel que una gran biblioteca.

Una vez cubierta la parte bibliotecaria llegó el turno de la cata, a cargo de las bodegas Protos en la misma localidad. Tras una visita a sus nuevas instalaciones, diseñadas por el estudio del arquitecto Richard Rogers, pudimos degustar un afrutado verdejo y un crianza estupendo.

En la parte más personal, se echó de menos a nuestro anterior maestro de ceremonias, que no pudo estar en esta ocasión, y a otros compañeros que estuvieron en la primera cata. Contamos sin embargo con nuevos fichajes que hicieron que merecieran la pena los kilómetros rodados.


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Turismo bibliotecario: la Biblioteca de Elciego

[Biblioblog] Aprovechando el fin de semana, el equipo de redacción de Biblioblog 3ª edición al completo se trasladó a Elciego, localidad de la Rioja alavesa famosa por su buen vino. La excusa perfecta nos la dió José Ángel, bibliotecario de aquel lugar, que llevaba tiempo preparando, junto con nuestro compañero Fernando Juárez, una visita «cultural» abierta en la que participamos varios profesionales del mundo de las bibliotecas y otros allegados de los que se apuntan a un bombardeo.

sala-cataLa Biblioteca de Elciego (galardonada en 2008 con el Premio SEDIC a la calidad y la innovación en bibliotecas rurales ) tiene su sede en una antigua casa de maestros reformada hace ahora cuatro años, en 2005, y cuenta con unas modernas instalaciones y espacios cálidos y agradables en los que se combinan la piedra y la madera, excelentes para un municipio de poco más de mil habitantes y casi veinte bodegas. La originalidad de esta biblioteca no reside en su amplia colección, ni siquiera en sus modernas instalaciones, sino en su sala para las catas de vinos, posiblemente única en su especie y un buen ejemplo de cómo entender la dimensión social de la biblioteca, aplicada a nuestro entorno, claro está.

No sabemos si fue por la amabilidad del anfitrión, Jose Ángel, por la originalidad de la biblioteca, por las buenas viandas, la divertida compañía de amigos nuevos y viejos o las copas de vino con que brindamos, pero a experiencias de turismo bibliotecario como ésta nos apuntamos sin dudarlo.

Hay varias lecturas que se pueden realizar de la visita a la Biblioteca Pública de Elciego: grupo de profesionales que quieren conocer otros centros, amigos que se reúnen para comer y beber o un poco de todo. Incluso, se podría interpretar como una materialización de la web social. Esto hay que explicarlo. En Elciego nos reunimos personas que nos relacionamos habitualmente a través de redes sociales y que a veces coincidimos presencialmente. El día de Elciego hicimos que la realidad virtual fuera realidad real, aunque muchos pensamos que las redes sociales son también reales. Y las redes sociales de Internet son como las redes sociales en persona: nos pusimos al día, opinamos, comentamos, nos reímos, aunque, eso sí, presencialmente es la única forma de catar el vino de Rioja o de comprobar por qué las chuletillas al sarmiento saben de otra forma. Y es que la redes son complementarias y las relaciones totalmente compatibles.

Los bibliotecarios y afines seguimos con atención (como para examen) las explicaciones del anfitrión sobre su biblioteca, que ese día hicimos nuestra. Y luego el anfitrión nos mostró lo mejor de su tierra. La idea es totalmente exportable y repetible. ¿Cuántas bibliotecas de ámbitos rurales tienen tanto que enseñar? Dentro y fuera de su biblioteca. Vamos, que ya estamos pensando dónde hacer la próxima biblioquedada, que el turismo bibliotecario tiene pero que mucho interés, sobre todo si le sumamos la oferta gastronómica de estas fronteras.