Ayer (o anteayer, o hace unos días, según cuando leas este «post») fue un día divertido gracias a los “drones” o “vehículos aéreos no tripulados” originalmente para fines bélicos (sí, bélicos, pero recordad que Internet en su origen también fue con fines militares 😉 ) y que usará Amazon para la distribución de paquetes a domicilio.

A primera hora el colega Uri compartía por e-mail la noticia y al poco rato Honorio Penadés y otros colegas compartían la iniciativa de Amazon en Twitter e incluso otros como Marcos Ros publicaba en su blog una entrada con referencia a una “joint venture” (bien, en realidad un acuerdo) entre una biblioteca australiana y una empresa de alquiler de libros de texto, para el préstamo domiciliario de libros usando estos ingenios.
La tarde fue jocosa entre comentarios cruzados de miedos, de nuevas capacidades bibliotecarias como controlador de drones, nuevas necesidades de formación e incluso esribir un libro para la fantástica colección EPI-UOC con alusiones a otros “juguetes” como los robots en bibliotecas y museos. Creo que lo mejor fue la imaginación para sacar partido a estos inventos y su uso aunque de momento “ciencia-ficción” en nuestro entorno profesional.
Un par de días antes compartía una noticia sobre la localización en interiores y su posible uso en centros comerciales para conocer al detalle lo que hacen los clientes y enviar ofertas personalizadas.
A esto de la “localización en interiores” le veo también “juego” en la biblioteca: ¿A cuántos de vuestros usuarios habéis visto andar perdidos entre estanterías buscando un largo e incompresible topográfico que quizás por un “/” o un paréntesis está unas cuantas estanterías más allá? Incomprensible para él, claro 😉 ….. podríamos recibir una alerta y levantar los ojos por encima del mostrador y ver si está consultando una obra o anda dando vueltas y si fuera este el caso dignarnos abandonar el mostrador y ofrecer nuestra ayuda.
Vamos que entre objetos voladores no identificados enviando documentos por el campus, robots que actúan como guías y tener a los usuarios “localizados” entre otras muchas cosas podemos tener biblioteca para rato.
Mi mensaje en este “post” es la alerta tecnológica: pensar en esas prestaciones que da la tecnología en otros contextos fuera de nuestro entorno y darle vueltas por si las podemos aplicar o adaptar a nuestras bibliotecas.
En algunos casos nos encontraremos obstáculos de capacidad, técnicos, presupuestarios u otros y tampoco es necesario ser “early adopters”: podemos esperar a que la tecnología madure un poco y ver si nos puede ser útil y mejorar nuestra “calidad de vida” y la de nuestros usuarios 😉
¿Cómo estar alerta?, hoy en día con la redes sociales es bastante fácil, solo hay que identificar a los “cracks”, también existen miles de “blogs” que comentan las novedades y algo más avanzado es seguir los Hype Cycle de Gartner Son de acceso restringido, pero si no podéis acceder, en la red circulan imágenes y “posts” comentándolos cada año.
Uno de ellos es el de tecnologías emergentes ahí vemos conceptos muy “marcianos” (bueno, para eso tenemos nuestras fuentes de información para que las decodifique, ¿no?) pero otros son más familiares como “big data”, “cloud computing”, NFC o realidad aumentada.

En esos gráficos podemos ver el estado de la tecnología (u otros conceptos relacioandos según el Hype Cycle) si es emergente, si está sobredimensionada, consolidada o bien entro en la etapa de decepción o llegó a su madurez además de la previsión de tiempo para que llegue a estarlo. Lo recomiendo.
Ya sabéis que este blog apostamos por los experimentos con gaseosa y brindamos con ella y como diría un famoso polemista: “vuestro turno”.