[Francisco J. Villoldo, Hilario Hernández, Natalia Arroyo. DAE-FGSR]
Continuamos la serie sobre la incidencia de la crisis económica en las bibliotecas españolas con un análisis de las bibliotecas públicas. Para ello hemos partido de la serie de datos anuales que publica el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte bajo el título Bibliotecas públicas españolas en cifras y que abarca toda una década, de 2001 a 2010 [1]. Esta serie de datos también permite el análisis detallado por comunidades autónomas y obtener una visión más precisa de los cambios interanuales.
El lector atento encontrará discrepancias entre los datos procedentes del Ministerio y los que publica el INE ―y que fueron analizados en el primer post de esta serie sobre bibliotecas y crisis económica― para las bibliotecas públicas, puesto que el universo es distinto en ambos.
El desarrollo de las bibliotecas públicas en la última década
En el anterior post de esta serie se había puesto de relieve «un afianzamiento de las bibliotecas públicas como el eje básico del sistema bibliotecario español». La última década, de 2001 a 2010, ha sido quizás la de mayor desarrollo de las bibliotecas públicas (BP) en nuestro país: el número de bibliotecas ha crecido en 1.202 nuevos puntos de servicio y ya eran 5.073 los puntos de servicio en 2010. También ha aumentado el gasto en bibliotecas, doblándose el gasto corriente por habitante, que ha pasado desde 4,51€ en 2001 a 9,78€ en 2010.
Se ha producido un notable esfuerzo en el desarrollo de las colecciones, que han crecido de 1,02 documentos por habitante en 2001 a 1,61 en 2010. Aunque aún no se han alcanzado en nuestro país los 1,5 libros por persona que recomiendan las Directrices IFLA / UNESCO para el desarrollo del servicio de bibliotecas públicas (pdf) [2], nunca antes se ha estado tan cerca (1,41 en 2010), y son varias las comunidades autónomas que lo han superado: Navarra, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Asturias, País Vasco, Aragón, Galicia y Baleares.
Cada punto de servicio (PS) cuenta con más personal para ser atendido, con una media de 2,20 trabajadores en equivalente a tiempo completo por PS, frente a los 1,67 de 2001. El personal de las bibliotecas ha ido ganando con los años en especialización en nuestra área profesional, pues se ha acortado el número de personal que no requiere formación bibliotecaria (personal especializado y otro personal), frente a bibliotecarios profesionales y auxiliares (74,8% en 2010).
Y, finalmente, las bibliotecas están cada vez mejor equipadas, son más las que tienen funciones automatizadas y ofrecen más servicios.
El fruto del desarrollo bibliotecario de la última década
Fruto del desarrollo de esta década es el incremento continuado de la demanda de los servicios bibliotecarios, a pesar de la evidencia en 2010 de los primeros recortes, que se expondrán en el siguiente apartado. El número de inscritos aumenta en la misma medida que en los años anteriores, un 5%. Nunca antes había habido un mayor porcentaje de la población inscrita en BP, cercano a la tercera parte en 2010, mientras que a comienzos de la década el porcentaje de población inscrita era del 17,1%.
En 2010 se registraron 111,4 millones de visitas, más que en cualquiera de los años anteriores. Este dato ha crecido espectacularmente en los últimos 10 años en las bibliotecas públicas: si en 2001 era de 1,49 la media de visitas por habitante, en 2010 alcanzó las 2,36. El aumento en el número de visitas ha venido de la mano de usuarios no inscritos, puesto que la media de visitas por inscrito se ha mantenido alrededor de 8 a lo largo de toda la década.
Mientras se produce una incipiente oferta de contenidos digitales en las bibliotecas, se prestan más libros en papel que nunca. En total, en 2010 las BP prestaron 37,7 millones de libros entre sus usuarios, casi 3 millones más que en el año anterior, lo que representó 0,80 libros prestados por habitante, frente a los 0,59 que se registraban en 2001. Por el contrario, el préstamo de documentos audiovisuales, sonoros y electrónicos desciende en 2010 de forma generalizada (de 0,51 en 2009 a 0,49 en 2010). En algunas comunidades autónomas (Castilla y León, Castilla-La Mancha y Navarra) ya se observaban los primeros signos en 2009, con un escaso crecimiento en el conjunto de España. Las comunidades autónomas que prestan más AVE son también las que prestan más libros: Castilla-La Mancha, Cataluña, Castilla y León, Navarra y Aragón.
Haciendo un cálculo aproximado, se podría decir que uno de cada cinco libros leídos en nuestro país procede del préstamo bibliotecario (19,6% del total de las bibliotecas y el 13,8% específicamente de BP). Aproximado, decimos, porque un libro tomado en préstamo no tiene por qué haber sido leído una sola vez (incluso puede no haberse leído), porque el cálculo ignora los libros leídos (o consultados) en las salas bibliotecarias, y porque los datos comparados en el cálculo han sido obtenidos por métodos distintos: los datos de préstamo proceden de la estadísticas que proporciona el INE y el Ministerio, mientras que el cálculo de libros leídos se basa en el barómetro Hábitos de lectura y compra de libros en España, 2010 (pdf), que realiza la Federación de Gremios de Editores.
Disminución del gasto y de las incorporaciones
Entre 2001 y 2009 se produjo un incremento del gasto en bibliotecas, que frena en 2010. El gasto corriente en bibliotecas se mantiene prácticamente igual que el anterior año, con tan solo un incremento del 0,9%. No se trata de un fenómeno homogéneo: mientras se observa una reducción del gasto corriente considerable en la comunidad de Andalucía (que destinó a las BP 9,4 millones menos que en 2009), seguida, más de lejos por la Comunidad Valenciana (1,8 millones menos), Asturias (1,7 millones menos) y Castilla y León (1,2 millones menos), en las comunidades autónomas de Baleares, Cantabria, Madrid y País Vasco se registraron incrementos presupuestarios por encima del 20% con respecto al año anterior.
El frenazo presupuestario de 2010 tampoco ha sido homogéneo en su distribución por capítulos: el gasto corriente en adquisiciones es el que se ve más afectado: en el conjunto de España se han invertido 17,1 millones menos en la incorporación de fondos. Esta tendencia es generalizada en casi todas las comunidades, pero destacan porcentualmente Andalucía, que declara haber gastado en adquisiciones un 62,3% menos que en 2009, y Murcia, un 55,2% menos. Les siguen Navarra (32,9%), Comunidad Valenciana (28,3%), Castilla y León (28,1% menos) y Galicia (19,0%). Otras comunidades, como País Vasco, Ceuta, Baleares y Rioja, que aumentan su gasto, lo hacen en menor medida que en años anteriores. Es significativo el caso de Cataluña, que mantiene el presupuesto general pero que desciende el gasto en adquisiciones un 31,2% (6,0 millones menos que en 2009).
Como consecuencia de la disminución del gasto en adquisiciones se observa también un retroceso en el número de adquisiciones declaradas, aunque en una proporción menor: en 2010 se incorporaron 5,5 millones de documentos, un 0,9% menos que en el año anterior (un 2,0% menos de libros). Esta reducción en las incorporaciones se suma a la registrada ya en 2009 (un 5,3% menos que en 2008), año en que se rompe la tendencia de crecimiento registrada a lo largo de la década.
Peligros reales para las bibliotecas
La expansión de los contenidos digitales no está afectando a las bibliotecas en el uso de sus servicios presenciales, como se ha visto anteriormente con el aumento del préstamo. Muy al contrario, el préstamo de libros en papel es cada vez más demandado. Sin embargo, sí está descendiendo el préstamo de documentos audiovisuales, que se ve afectado por el cambio en los hábitos de consumo de contenidos digitales.
El desarrollo bibliotecario de la década y el aumento de la demanda de los servicios bibliotecarios corren el peligro de frenarse en los próximos años con el descenso del gasto en las colecciones y el estancamiento o reducción de las demás partidas. Las Directrices de la IFLA / UNESCO especifican que «es imprescindible mejorar permanentemente los fondos para que las personas dispongan de un surtido constante de materiales nuevos y para satisfacer las demandas de servicios nuevos y de diferentes niveles de uso». Una colección desactualizada incide directamente en la percepción de los usuarios de los servicios bibliotecarios, quienes obtienen una pobre imagen de ellos.
Notas
[1] A través de la web del Ministerio se pueden consultar los datos de 2006 a 2010. El resto de los datos de la serie, de 2001 a 2005, han sido obtenidos del estudio Las bibliotecas públicas en España. Dinámicas 2001-2005 (pdf).
[2] Hay una nueva edición revisada de las Directrices de IFLA, de 2010, aún sin versión en español (IFLA Public Library Service Guidelines). En la sección Standards for collections, se establece como guía general de 2 a 3 documentos (en inglés, ‘items’) por habitante. Cabe, pues, considerar que el estándar ‘de 1,5 a 2,5 libros’ (no documentos) de la edición de 2001 sigue vigente. El índice de documentos por habitante en BP en España ha llegado a 1,61 en 2010.
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Mucha razón, pero esto y bastantes más cosas habría que quejarse al gobierno.
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